jueves, 29 de diciembre de 2016

Pandora (Henry James) (IMPEDIMENTA)

Libro donde se pone de manifiesto, más si cabe, dos constantes en la obra de Henry James; las distintas realidades en cuanto a costumbres y formas de vida, en las dos orillas del atlántico (según nos dice en la buena introducción Lale Gonzalez-Cotta: la relación entre América y Europa que James supo analizar con minuciosidad por ser él mismo una yuxtaposición de ambos mundos, americano por temperamento y europeo por estilo de vida.) y su preocupación por los entresijos de unas clases sociales cada vez más difuminadas, de hecho en esta nouvelle aparece una nueva figura que en cierto modo es el concepto nuclear de la historia, la chica hecha a sí misma. Esta encarnada por una joven (Pandora), de un pueblo pequeño en el interior del país, que nos la encontramos en las fiestas de sociedad frecuentadas por la élite social y económica; unas celebraciones que no puede acceder quien no tuviera la distinción necesaria, hasta tal punto que rara vez invitaban al Presidente de la Nación Maldita sea, solo queda un mes, seamos vulgares y divirtámonos un poco… Invitemos al presidente.”

Bien se cuida el autor de describirnos con meticulosidad el entorno de la dama y su familia, compuesta por los pusilánimes padres, un hermano chillón y una hermana pequeña sin modales. Nos la muestra como un clan sin distinción, chabacanos y sin ningún merito para encumbrarse en un estatus social superior, haciéndonos ver que todo lo conseguido es merito única y exclusivamente de Pandora; que a falta de cuna de prestigio, lo que consigue se debe a su inteligencia, virtud y buen hacer, en pos de un proposito que no nos lo descubre hasta las páginas finales.

La historia empieza en un barco de Europa a EE.UU., es aquí donde James nos presenta a los personajes, haciendo gala de sus magnificas descripciones y de su gran sentido del humor. El conde Otto Vogelstein, un diplomático alemán que llega a Washington para trabajar en la embajada y que en un principio nada hacía prever que se interesará ni de una manera sucinta por la dama que le aborda en el barco, piensa, con una ridícula disculpa. En el viaje queda constancia que el cuidado a los padres y el “gobierno” de la familia corren a cuenta de ella, siendo muy responsable a pesar de la temprana edad.

Una vez tomado posesión del cargo en la Embajada, y pareciendo que se ha olvidado de ella, es cuando se la vuelve a encontrar en una velada, en coloquio nada menos que con el mandatario de la Nación, extrañándose de la evolución manifestada por su compañera de travesía y dándonos a entender que ahora es él quien, no de una manera notoria, esta interesado en saber más de la “chica hecha a sí misma” —Mi querido Vogelstein, ella es la fruta más reciente y fresca de nuestra gran evolución americana. Es la chica hecha a sí misma.”

En la ultima parte de esta pequeña novela , durante una excursión náutica, es cuando Pandora más expone sus habilidades y su gran destreza para desenvolverse en ese circulo Parece como si le costase a usted creerlo —añadió Pandora—. A ustedes los alemanes les inspira tanto respeto la gente importante.” y donde el escritor nos descubre un secreto que nos privó durante toda la lectura, dejándonos sin elementos de juicio.

De los libros de Henry James leídos hasta el momento es de los que menos me han gustado, parece que el fin único de la narración, es darnos a entender lo que exponía en un principio, esa dicotomía entre los dos continentes, vaciando de contenido el argumento, pero siempre con el hilo común de la ironía, el humor y su calidad literaria.

Me gustaría reflejar algunas fragmentos que demuestra su gran sentido del humor:

El conde se preguntó qué clase de cultura se habrían traído consigo los señores Day de Italia, Grecia y Palestina (habían pasado dos años viajando y habían estado en todas partes), en especial cuando escuchó decir a su hija:
—Quería que papá y mamá viesen lo mejor. Los tuve tres horas en la Acrópolis. ¡Imagino que no podrán olvidarlo!
Tal vez fuese en Fidias o en Pericles en quienes pensaban aquellos dos mientras meditaban sentados con sus mantas, reflexionó Vogelstein.”

Alguna vez ha sabido usted que alternen los padres de una popular chica vestida de rosa y con una nariz tan peculiar?”

Ya se sabe que cuando el cerebro alemán se propone explicar las cosas no siempre consigue hacerlo en términos de simplicidad”


Y aquí me vais a permitir un párrafo donde esta resumido todo, leyéndolo detenidamente no haría falta ninguna reseña explicativa:

Sin duda, Pandora solo habría sido posible en América. El modo de vida americano le había abonado el terreno. No era disoluta, ni estaba emancipada, no era vulgar, ni indecorosa y no había en ella, al menos no de manera ostensible, un solo gramo de la pasta de que están hechas las cazafortunas. Se trataba tan solo de una persona popular y su éxito era exclusivamente personal. No había nacido con la cuchara de plata de la oportunidad social pero había terminado por empuñarla a fuerza de práctica honesta. Se la identificaba a través de una serie de rasgos pero principalmente, infaliblemente, por el aspecto de sus padres. Sus padres relataban su historia. Resultaba evidente lo poco que sus padres podrían haber contribuido a hacer de ella lo que era..”

Mi puntuación es de 5 sobre 10.



viernes, 23 de diciembre de 2016

El profesor (Charlotte Brontë) (ALBA)

No encontró editor. Fue escrita antes que Jane Eyre (1847), pero no fue publicada hasta 1857 (Charlotte Brontë murió en 1855).

Libro que resalta con especial énfasis las bondades del trabajo como medio para ganarse la vida, desdeñando por tanto las utilidades de una vida holgada y ociosa que le ofrecían sus parientes. Nos expone la renuncia incluso a la familia más cercana para adentrarse en un mundo desconocido, sin prever las consecuencias que este acto le puede deparar.

Nos muestra asimismo, como las conveniencias, los celos, la posición dominante; puede a base de tretas, intentar desestabilizar la vida de un hombre cuyo rumbo estaba desorientado y se encontraba a merced de sus superiores, y aún así, en dos ocasiones (con su hermano y con los directores del centro educativo), supo sobreponerse y mantener intacto su orgullo, para afrontar estas situaciones sin perder un ápice su dignidad “Yo añadí que mi deseo no era tanto ser ayudado como recibir los medios para ayudarme a mí mismo. No exigía esfuerzo de él, eso corría de mi cuenta.”

El comienzo de la historia nos sitúa en Inglaterra, y con un protagonista que tenía que elegir casarse con una de sus primas y mantener su estatus dentro de una noble saga familiar o renunciar a ello con todas sus consecuencias. Elige lo segundo y se va con un hermano que le proporciona trabajo, quizá con la única finalidad de alejarle de una familia que detestaba y sin ningún aprecio fraternal. Así comenzará las aventuras nuestro personaje que le llevará a Bélgica; un país desconocido, un mundo por descubrir, unas costumbres de difícil cumplimiento y un amor por explorar.

Gran libro; ameno, ágil, con el ritmo necesario para leer sin perder el interés hasta la última página, con una calidad literaria incuestionable y escrito en primera persona, siendo por ello mayor la afinidad con los interesados. Además que la autora hable con el lector en algunas ocasiones a lo largo de la obra, en mi, ya tiene mucho ganado “Bien, lector, durante las dos últimas páginas no he hecho más que darte miel de flores, pero no debes sustentarte únicamente de alimento tan exquisito. Así pues, prueba un poco la hiel, apenas unas gotas, para variar un poco.”

Hay que destacar la gran descripción que hace siempre de sus integrantes, ya sean físicas (en ocasiones excesivas) como en las reflexiones que se producen ante cualquier observación o dialogo; son muy buenas, nos mete en el interior de sus pensamientos haciendo en ocasiones un juego psicológico muy interesante sobre los comportamientos del interlocutor. Así se permite el lujo de comunicarnos quien va dominando la situación en una conversación o si la reacción del oponente es mera fachada para despistarle y le esta ofreciendo adrede esa iniciativa; muy conseguido.

En la parte negativa, que también la tiene, tengo dos observaciones que hacer. La primera: es muy “faltona”, bien encubriendolo con humor o de manera explicita , hace un reguero de insultos que no por la audacia en su desarrollo, resultan menos hirientes para sus destinatarios. Así pues los belgas y franceses (los mas vilipendiados), no sé como pueden leer un libro de estos y no sentirse indignados ante el torrente de insinuaciones y desprecios directos a su territorio, sus rasgos, así como a sus usanzas. La segunda: si bien en la casi totalidad del libro el ritmo y su argumento tienen la pausa necesaria y su desarrollo es perfecto para la identificación de los perfiles muy bien configurados, en la última parte el desenlace es muy rápido; en pocas páginas nos encontramos un mundo transcurrido sin apenas mención. Decir que esta segunda objeción, es mas testimonial que efectiva, pues lo verdaderamente interesante ya había tenido su tiempo.

Sé que Charlote Brontë vivió en Bruselas, no sé si tiene algo de autobiográfica (en Villette sí), pero de lo que estoy seguro es que la autora se identificaba con Frances, así como, que el profesor sería algo parecido a su prototipo de hombre ideal. Escritora en una época tan adversa para ellas, tenia que tener un deber de reivindicación muy acusado “—¡Ah, el mundo ha cambiado tanto desde nuestra juventud! —replicó la otra—. Los jóvenes son tan conservadores hoy en día.” y como en el caso de nuestra profesora no abandonar su oficio después del matrimonio “Mademosielle Henri necesita más bien mantenerse en un segundo plano. Y por otro lado, monsieur, creo que la ambición, la ambición literaria sobre todo, no es un sentimiento que deba abrigar la mente de una mujer.”

Por lo tanto, recomiendo de forma entusiasta la lectura de esta novela con el deseo, que esa tacita moraleja de los libros anglosajones de la época, donde el sustento esta basado en el esfuerzo, deje huella en el lector.

Mi puntuación es de 8 sobre 10.

Quiero exponer aquí en toda su extensión lo reflejado anteriormente, en lo referente a las afirmaciones tan categóricas e insultos que realiza a lo largo del libro. Juzgad vosotros:

  • ...una auténtica vieja francesa; había sido guapa, al menos eso decía ella, y yo me esforzaba en creerla; ahora era fea como sólo las viejas continentales pueden serlo”
  • Me convencí a primera vista de que no era belga, pues su cutis, su semblante, sus rasgos y su figura eran en todo diferentes de los belgas y pertenecían sin lugar a dudas al modelo de otra raza, una raza menos dotada de carnes abundantes y sangre caliente, menos jocunda, menos material e irreflexiva."
  • Pelet había llevado una vida de soltero al auténtico estilo francés, con el debido desdén hacia las limitaciones morales, y yo me dije que su vida de casado prometía ser también muy francesa.”
  • ¡Encomiable anciana! Habría sido capaz de besarla allí mismo, de no haber sido porque era demasiado vieja y gorda y tenía la cara demasiado roja.”
  • ...puesto que, no habiendo encontrado visos de sensibilidad en ningún rostro humano desde mi llegada a Bélgica, había empezado a considerarla casi como una cualidad fabulosa.”
  • Una noche, Pelet volvió a casa más tarde de lo que era habitual en él, y en un estado de inequívoca embriaguez, lo que era anómalo, puesto que, si bien compartía algunos de los peores defectos de sus compatriotas, también tenía al menos una de sus virtudes, a saber, la sobriedad.”
  • ...su modestia y su inteligencia me habrían inducido a ser benevolente y afectuoso con ella, pese a la fealdad casi horrenda de sus rasgos, la desproporción de su figura y la falta de vitalidad, casi cadavérica.”
  • Estos detalles parecerán muy extraños a los lectores ingleses, pero Bélgica no es Inglaterra y sus costumbres no son iguales que las nuestras.”
  • En general, las mujeres viejas del Continente, o al menos las belgas, se permiten una libertad de modales, habla y apariencia que nuestras venerables grandes damas rechazarían por absolutamente vergonzosa, y el rostro jovial de madame Reuter demostraba bien a las claras que no era una excepción a la regla de su país; en su ojo izquierdo brillaba una chispa lasciva;”
  • No hay más que pensar en la raza formal y estricta de las solteronas, esa raza que todos desprecian: se alimentan desde la juventud con máximas que las exhortan a la resignación y al sacrificio;”
  • Debes saber, ¡oh, lector incrédulo!, que un maestro tiene una relación algo diferente con una muchacha bonita, frívola y seguramente ignorante, de la que tiene una pareja de baile o un galán en el paseo.”


LIBROS DIARIO ABC.ES MADRID Día 08/02/2012

El amor prohibido de Charlotte Brontë, la autora de «Jane Eyre»

Salen a la luz las cartas que enviaba a su profesor, un hombre casado, con hijos y bastante mayor que ella.

Charlotte Brontë mantenía en secreto su amor hacia su profesor, el belga Constantin Heger, al que enviaba románticas cartas pese a que éste era bastante mayor que ella, estaba casado y tenía hijos.

Heger destruyó las misivas, pero su esposa las recuperó de la basura, las reconstruyó y conservó. Una de ellas, escrita en francés, dice así: «Si mi maestro me retira su amistad, no tendré esperanza».
En otra, con un epílogo en inglés, puede leerse: «Debo decirle algo en inglés -Me gustaría haberle escrito más cartas alegres porque cuando las termino y releo las encuentro bastante oscuras- pero perdóneme, mi querido maestro, -espero que no le irrite mi tristeza- según las palabras de la Biblia: "La boca habla de la abundancia del corazón", y realmente me cuesta mucho trabajo estar alegre desde que creo que no volveremos a vernos».
Esta última carta fue escrita en 1844, dos años después de que Brontë, que por entonces tenía 28 años, conociera a Heger, su tutor, y tres años antes de la publicación de «Jane Eyre», su primera gran obra.
La historia que Brontë protagonizó en su vida personal pudo inspirar la trama de su novela «Villette», publicada en 1853 y en la que cuenta las desventuras de una joven por su amor no correspondido hacia un profesor belga.

Confesión en el lecho de muerte

Según recoge «The Telegraph», cuando su hija le mostró a Heger las cartas en su lecho de muerte, Charlotte Brontë ya había fallecido a los 38 años siendo una reconocida escritora. La familia decidió entonces ocultar la correspondencia y el amor de la autora hacia Heger fue omitido con mucho tacto de una biografía escrita por su amiga, Elizabeth Gaskell.
Rachel Foss, de la Biblioteca Británica, dijo al «Telegraph»: «Pese a haber sido quemadas, vendidas, cortadas y destruidas, es increíble que estas cartas hayan sobrevivido. Es muy sugestivo y conmovedor ver los puntos de sutura, te da la sensación de que tenían una historia que contar».



lunes, 12 de diciembre de 2016

LAS HERMANAS BUNNER (Edith Wharton) (CONTRASEÑA)

Escrita en 1892 y publicada en 1916.

Los que conocen mejor que yo a esta autora, dicen que esta novela es la menos “Wharton” de todas y en verdad me preocupa, pues no sé si debido o a pesar de ello, es una de las que más me han gustado.

Es cierto que nos sitúa en un ambiente muy diferente al que estamos habituados, se aleja de una manera radical de todo el boato que hace gala en continuas ocasiones, abandona los quehaceres de las élites para bajar de una manera radical a lo mas modesto de una sociedad en la que conseguir lo básico para subsistir no siempre era un camino de rosas.

Donde se acentúa más esa diferencia, no es tanto en lo reflejado anteriormente, como en la forma de afrontar las situaciones y los diálogos atenuados de esa sagacidad y mordiente acostumbrados. El sarcasmo, en esta novela se convierte, como si de otra escritora se tratara, en una continua comprensión y aceptación en lo referente a nuestras protagonistas. Muy plano, no hay doble intención en sus coloquios, la causticidad la relega a una aquiescencia exagerada, le falta esa chispa critica tan inteligente que inunda de controvertidas situaciones otros relatos.

Asimismo no deja nada a la interpretación del lector, nos lo entrega “masticado”, privándonos de esas cavilaciones no siempre acertadas, y que decir de esos finales abiertos tan frecuentes y que tanto detesto.

Así pues, reconociendo esto y a pesar de ello, creo que se trata de un relato muy bien hilvanado, que lo desarrolla de una manera magistral, te conmueve desde la primera página, te metes de lleno en la historia, justificas la abnegación de la hermana mayor, y aunque pueda ser previsible el resultado, nadie se imagina en que condiciones se presenta Eso parece —repuso plácidamente su pretendiente—. Usted me viene como anillo al dedo, señorita Bunner. Esa es la verrdad.”

Al comienzo nos emplaza en un barrio de Nueva York donde la la limpieza deja mucho que desear y el abandono campa a sus anchas. Nos encontramos una mercería que son el sustento y la residencia de las Ann Eliza y Evelina, viviendo en condiciones no muy agradables obtenían lo suficiente para vivir sin pasar necesidades. El diferente carácter de las hermanas y y la aparición de un vecino nuevo, será lo que desató los acontecimientos venideros Sus labios esbozaron una sonrisa que dejó al descubierto una dentadura amarillenta a la que le faltaba un par de piezas; sin embargo, a pesar de esa revelación, Ann Eliza juzgó muy agradable esa sonrisa”.

Destacar un recurso muy recurrente en Wharton, el sacrificio. Renunciar a supuesta felicidad en beneficio de otra persona (en este caso su hermana), a sabiendas que el futuro no era muy prometedor y lo mas triste, que fue en vano Lo peor de todo eran las comidas en soledad, en las que seguía apartando distraída el mayor pedazo de bizcocho para Evelina”.

A destacar la aparición de un reloj que se puede entender como un elemento cargado de simbolismo, mostrando (entiendo) con precisión como se iba consumiendo una vida en dependencia directa de otra o simplemente como se iba acercando ese final que el destino las tenia reservadas. Su aparición fue lo que desencadenó la desgracia en “nuestra” tiendaEvelina bajó la mirada mientras él leía. Fue una velada muy hermosa, y Ann Eliza pensó después que su vida podría haber sido muy distinta junto a un hombre que leyera poesía, como el señor Ramy”.

De una manera o de otra, lo que en todo momento esta de manifiesto es su calidad, esa prosa tan bien encadenada que hace que la atención no decaiga en ningún momento. Por lo tanto se trata de un libro muy aconsejable, que con un estilo propio o ajeno, siempre nos hará disfrutar.


Mi puntuación es de 8 sobre 10.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Otra vuelta de tuerca (Henry James) (DEBOLSILLO)

Escrita en 1898, estamos ante un libro de referencia en las llamadas historias de fantasmas y como tal, no podían faltar sobresaltos, secretos y unas dosis de inquietantes y sorprendentes apariciones que suscitará en el lector mas de un susto, por muy avisado que esté.

El autor al igual que en libros anteriores maneja de una manera muy diestra las cuotas de información y su planteamiento, y así lo que en un principio percibías como algo diáfano, en el transcurso de su lectura te puede parecer todo lo contrario. No solamente eso, sino que con ese proceder te induce de una manera calculada a aceptar como buenos todas sus tacitas propuestas, creo que no deja nada a la improvisación, todos sus adjetivos, silencios, vacilaciones son deliberadas, creando un universo magistral que solo él puede permitirse.

El libro nos narra la historia de una chica que es aceptada como Institutriz para la educación de dos niños. El tío oficialmente es el tutor debido a la muerte de sus progenitores, pero dejará en manos de ella todas las obligaciones para conseguir ese fin e incluso exige como premisa para la aceptación del cargo, que no se le moleste bajo ningún concepto.

Una vez que toma posesión y llega a la mansión de Bly donde tiene que realizar sus funciones y con el convencimiento por parte del lector que existe un afecto más profundo que el de patrono y empleada pese haberse visto solo en dos ocasiones, comienza a conocer al servicio y principalmente a Grose, la ama de llaves que en todo momento estará a su lado y que se convertirá en su confidente.

Cuando entran en escena los hijos Miles y Flora (principalmente el hijo), expulsado de un colegio por su conducta inadecuada, es cuando comienza el juego psicológico de recrearse con los distintos posicionamientos del lector, pues si bien el punto de vista en todo momento es el de la Institutriz, dando por cierto todas sus aseveraciones (evidentemente), crea un aura de turbación en torno a los niños, como si de cómplices necesarios se tratase, todo ello aderezado con la supuesta ingenuidad de la ama de llaves.

No sabes de una manera cierta si las apariciones solo las ve ella, como fue la relación de los niños con su anterior cuidadora y empleado, si Grose cuenta todo lo que sabe de un pasado que le cuesta asumir, si ese supuesto amor que siente por el Señor le hace no contarle nada y concederse responsabilidades que no la corresponden, que las apariciones solo son producto de su imaginación y por último y a modo de resumen de los supuestos anteriores, si le viene grande el puesto.

Al leer el libro recomiendo que tratándose de Henry James, se tenga en cuenta hasta lo más nimio, te facilitarán pistas que en otros no sucede, y si se puede, realizar una segunda lectura. Seguro que, aún siendo pequeña la novela en extensión, te encuentras algún apunte que en un principio se te pasó por alto.

Y para finalizar esta reseña lo voy a hacer exponiendo los interrogantes que me he hecho y que creo reflejan de una manera amplia los entresijos de la narración: los orígenes de la chica (humildes, hija pequeña de un pastor y rodeado de hermanos) ¿pueden tener cierta trascendencia en sus posibles imaginaciones y en su afecto al Señor en solo dos encuentros?; en la segunda mitad de la narración se vuelve demasiado afectuosa con los niños, sobreprotegiendolos (achuchones en exceso, etc), ¿ha perdido el control de la situación?; ¿por que el tío no quiere recibir ninguna información, tenia miedo de algo?; el proceder tan virtuoso de los niños creando una sospecha de ser los objetivos de los espíritus, ¿es en todo momento calculado?; ¿cual era la relación más que amistosa entre los dos empleados (Jessel y Quint) y de estos con los niños a la hora de dar verosimilitud a las apariciones?; ¿Grose no le dice en ningún momento que Peter Quint (antiguo empleado) es pelirrojo y al confesar su primera visión da este dato como cierto? Era pelirrojo, muy pelirrojo, con el pelo muy rizado, y el rostro pálido, alargado, correcto de rasgos, con unas patillas pequeñas, un poco raras, tan pelirrojas como el pelo; ¿porque al recibir la carta del colegio comunicando que ha sido expulsado no investiga en profundidad las causas?; y para finalizar, el imprevisible desenlace. Creo que si se sabe la respuesta a la mayoría de estas preguntas, se puede dar con la clave de un relato, que no por ambiguo, es menos recomendable.

No dejen de leer el libro, hagan hueco para él y si puede ser de noche... mejor.


Mi puntuación es de 8 sobre 10.